Relato de E. Isla, escrito durante la Expedición Científica Antártica ECA55 (IDEAL-ICM, proyecto EDGE) en su estancia en la «Base científica antártica chilena Yelcho», en marzo de 2019

Tres días después de llegar a “Yelcho” salimos temprano por la mañana con viento suave y nieve cayendo sobre la cubierta de la Karpuj donde empezamos a ensamblar y desplegar la línea del anclaje.

El lugar designado para la instalación sería cerca del centro de la bahía, en un punto a unos 240 m de profundidad. La línea tiene en total 190 m de largo para dejar unos 50 m de espacio con la superficie del mar para reducir el riesgo de arrastre y pérdida del anclaje por si pasa un gran témpano sobre el punto de muestreo. Esperamos que eso no ocurra. La línea está equipada con sensores de oxígeno disuelto, temperatura, conductividad (con lo que se puede obtener el valor de la salinidad) a diferentes profundidades, un sensor de presión de CO2 y una trampa de sedimento a unos 50 m sobre el fondo del mar para reducir la interferencia del material que puede entrar a la trampa resuspendido desde el fondo del mar y estimar mejor el flujo de material que llega desde la superficie. Esta “lluvia” de material particulado, también conocido como nieve marina, lleva consigo una fracción de carbono orgánico y sílice biogénica que se relaciona con los organismos planctónicos que se desarrollan en la zona iluminada del mar y estos, a su vez, con las condiciones ambientales de la bahía en las que se desarrollaron. La idea es mantener este anclaje por varios años para describir mejor las variaciones interanuales e intranuales del flujo de material hacia el fondo del mar y distinguirlas de la posible interferencia antropogénica.

La investigación de un ambiente tan cercano a la costa y su relación con el deshielo glaciar es una aproximación poco común en la Antártida por la logísitca que implican estas instalaciones y el peligro de pérdida por el paso de los témpanos y la cobertura de hielo marino. Esperamos que dentro de un año cuando regresemos a recoger los instrumentos podamos encontrar todo en buen estado y más adelante, con la nuevas muestras, poder explicar mejor la relación de los cambios en la temperatura y los glaciares costeros con los organismos marinos.